Cuentos chinos
Cuentos chinos
Desde que Marco Polo abriera el camino comercial del Oriente, el Viejo Continente conoce la pólvora, la pasta, la porcelana, las ricas sedas y... los fantasiosos relatos tradicionales que por su poca verisimilitud a los ojos occidentales pronto recibieron el calificativo de CUENTOS CHINOS.
Mucho ha llovido desde entonces, pero el poso cultural parece no haber cambiado. En los últimos seis meses más de 25 empresas chinas cotizadas en Estados Unidos han sido acusadas de falsear sus cuentas; en este último año son ya 21 las que han sido suspendidas de cotización hasta que aclaren sus cifras y 5 excluidas definitivamente de bolsa. Un panorama que no invita precisamente a la confianza. El pasado lunes 27 de junio, China decidió dar una nueva vuelta de tuerca al empeño de mejorar la transparencia de sus cuentas públicas. El equivalente a su tribunal de Cuentas (National Audit Office) publicó su estimado de deuda para las Administraciones locales del pais. El resultado provocó un ESCALOFRIO a lo largo de los cinco continentes. No en vano sigue siendo el asidero al que se aferra con uñas y dientes la economía mundial. ¿La cifra? 1,157 BILLONES DE €UROS, un 27% de su Producto Interior Bruto (frente al 20% que se estimaba) que, añadido al 55% ya oficial por otros conceptos, suman un endeudamiento total del 82% del PIB.
¿Por qué ese temor? Son varios los motivos:
1. por la constatación, a la griega, de una realidad financiera inesperada que limita sustancialmente el margen de maniobra de la segunda gran potencia del planeta, especialmente en su lucha contra la inflación vía tipos de interés debido a las servidumbres derivadas del servicio de la deuda;
2. porque buena parte de dicha acumulación es consecuencia de los planes de infraestructuras implantados estos últimos años -de dudosa rentabilidad y costoso mantenimiento- que pueden replicarse en el futuro si la demanda internacional vuelve a frenarse, aumentando de este modo la bola de recursos ajenos. Ya saben, lo importante es crecer al 8% para garantizar la paz social;
3. porque el juego de dónde está la bolita sigue siendo parte intrínseca del modo de circular el dinero en esta nación de modo tal que proyecto, financiación y ejecución están ligados a la acción del Estado. Está por ver si los eslabones de la cadena mantienen su cohesión como hasta ahora o salta la liebre por algún lado;
4. porque, de hecho, sus ya infra-capitalizados bancos acumulan un riesgo sustancial en sus carteras por exposición al sector inmobiliario y a un incipiente crédito al consumo, realidad a la que ahora se añade el potencial quebranto de alguno de unos municipios y regiones cuyos ingresos dependen excesivamente de la menguante venta de suelo (¿les suena?). De acuerdo con el equipo de economistas de Roubini, la mora en este segmento es del 80%, 8-0;
5. porque, según apuntan algunos consultores privados, el dato puede ser sustancialmente peor. Y es que los gobiernos locales habrían copiado las peores prácticas de Wall Street a la hora de encontrar vericuetos que les permitieran acumular deuda fuera de su balance oficial.
6. y, finalmente, porque si se incluyera la suma agregada de todo el batiburrillo público al que antes hemos hecho referencia (deuda administrativa + bancaria + corporativa semipública), el resultado sobrepasaría con creces el 150% del PIB, muy por encima del 93% de Estados Unidos y no tan lejos del 225% de Japón. Un porcentaje muy similar al de… ¿Grecia?
Esto de China se parece cada día más al cuento de Pedro y el Lobo. Son muchas las voces que advierten de los riesgos que se acumulan en una economía que tiene demasiados frentes abiertos simultáneamente, el último el de la rebelión popular en algunas regiones, todos ellos de dimensiones inimaginables en Occidente. Sin embargo, la fuerte acumulación de reservas, el control sobre su moneda, los bajos tipos de interés, sus elevadas tasas de crecimiento, la capacidad de captar recursos a través de la entrada de capital privado en empresas públicas, la presión sobre el sector bancario o la asignación salvaje de recursos tanto privada como planificada son colchones que le alejan del caso heleno, impiden ver una inminente crisis y hacen ignorar a muchos las recurrentes amenazas de desastre. Una realidad propia de la teoría de la avalancha: nunca sabes cuál es el copo de nieve que, al final, desencadena la tragedia.
Exportaremos a China nuestra cultura del tapeo, la siesta y el botellón y entonces se irán definitivamente “AL CARAJO”.
Pero en España , tenemos los famosos CUENTOS DE CALLEJA, con los que nos seducen a los ciudadanos de “a pie”.Y yo que veo la tele y escucho la radio tengo muy claro de quien NO es la culpa.
a] La culpa NO es de los oligopolios que se llevan el dinero al exterior. Es del currito y del autónomo que no son productivos.
b] La culpa NO es de que haya liberalización en el movimiento de capitales a los países fiscales, tampoco del político que deja se lleven el dinero, la culpa es del currito y del autónomo que no ahorran bastante.
c] La culpa NO es del político que es corrupto, malversador..etc. Como van a meterle en el juzgado y mirar que hizo en el pasado, no la culpa es del currito y autónomo que en 2008, cinco millones se pasaron del trabajo al paro para trabajar en negro, se pondrían de acuerdo digo yo.
d] La culpa NO es de ciertas empresas muy relacionadas con el poder político que tienen unos servicios carísimos respecto al sueldo, la culpa es del currito y el autónomo, que se quieren calentar en invierno y gastan energía.
e] La culpa NO es del político que sube los impuestos para ir regalando el dinero por ahí, no la culpa es del currito que tiene impuestos mas bajos que Europa y sueldos africanos.
La culpa básicamente es del ciudadano español, por ser empresario, trabajador o parado.
Y todo estoen vez de tomar las medidas que son INAPLAZABLES en España por mucho que nos DUELAN, a saber:
1-Subir el IVA a cambio de reducir las cuotas sociales con el fin de elevar la recaudación y mejorar la fiscalidad del trabajo.
2-Introducir el COPAGO sanitario de manera inmediata para racionalizar la demanda y equilibrar las cuentas de la Sanidad Pública.
3-Privatizar todo lo que falte y transformar las autovías en autopistas de peaje.
4-Flexibilidad máxima y eliminación del salario mínimo, que sólo genera desempleo.
5-Liberalizar por completo el mercado del suelo y de la vivienda, así como el régimen de alquileres, igual que hizo BOYER cuando los socialistas llegaron al gobierno en 1982.
6-Libertad total de horarios comerciales y liquidación del corporativismo profesional.
Será mejor que los INDIGNADOS, y el conjunto de los españoles, sepan cuanto antes que el futuro pasa por un recorte del Estado del Bienestar, por afrontar todos, sin máscaras ni coberturas, los riesgos de la libertad y por apostar decididamente por la iniciativa privada, reduciendo el sector público al limitado papel que merece.
Queridos lectores, os dejo una foto caminando por la bahía de HONG KONG en un viaje reciente a CHINA.