2016: GOODBYE AND GOOD LUCK!
Things fall apart; the centre cannot hold; Mere anarchy is loosed upon the world….The best lack all conviction, while the worst / Are full of passionate intensity.” W.B. Yeats (1919)
Lo único bueno ha sido que se ha puesto fin a esa moda de los payasos terroríficos. Desde que uno se ha metido en la Casa Blanca, ya no tiene ninguna gracia. Brexit me tocó. Lo de Trump no me pilló tan desprevenido, pero me hizo reflexionar. Me senté a tomar un té (cura para todos los males), y al cabo de unos minutos ya tenía dos opciones -opuestas, no complementarias- para explicar lo que estaba pasando:
OPCIÓN 1: Los votantes son unos racistas, machistas e ignorantes.
Esta manera de explicar lo ocurrido me gusta, porque es rápido, fácil y no requiere ningún esfuerzo personal. Es como un plato de comida preparado, listo para meter en el microondas. Si Trump es xenófobo y un misógino, entonces todos los que le votaron deben de serlo. ¿Es lógico, no?
El único problema con esto es qué hacer con aquellos que no votan como deben. ¿Les quitamos el voto? ¿Habrá que meterlos en campos de reeducación social? Aquí tenemos el hueso de democracia – aceptar que todos tienen el mismo derecho de voto que nosotros, incluso cuando no estamos de acuerdo con el resultado.
OPCIÓN 2: Hay que escuchar a la gente.
Muchos que votaron por Trump ya habían sido votantes de Obama. Es dudoso que estos sean racistas. De la misma manera, votaron a Hillary Clinton más los hombres negros que las mujeres blancas. Tampoco es muy sencillo llamarles machistas a todas estas mujeres. Algo más está pasando. Estados como Michigan, Wisconsin, Iowa, Ohio, Virginia y Carolina del Norte eran Estados que votaban Demócrata, pero pasaron a votar a Trump ¿Por qué? ¿Se había echado algo al agua para convertir a todos sus votantes en racistas y machistas?
¿Podía tener algo que ver las visitas de Trump a estos Estados y sus promesas allí? Desde la creación de NAFTA - durante la presidencia de Bill Clinton - las fábricas empezaron a trasladarse a México, pagando $3 dólares/hora a sus empleados, en lugar de $20. Subió el paro y la delincuencia, las comunidades se desmoronaron, y crecía la frustración – hasta que llegó un tal Donald Trump, prometiendo poner impuestos altísimos a cualquier empresa que pensaba llevar sus fábricas al extranjero.
¿Quién tiene la culpa? Confieso: La culpa la tengo yo, porque miro los precios cuando voy de compras, y si puedo pagar menos por una chaqueta/ordenador/moto, lo hago. Por lo tanto, soy el responsable cuando los trabajos vuelan al extranjero, y soy yo el responsable a que mucha gente se encuentra en situación de precariedad. ¿Qué derecho tengo yo de criticar su frustración a la hora de votar?
Eso fue el error: Cuanto más la prensa, los políticos y los empresarios decían a aquellos que habían sufrido los cambios de los últimos 10-15 años lo que tenían que votar - que sería una desastre votar otra cosa, y que sólo los ignorantes, racistas y machistas lo harían - más metían la pata. Cuando a alguien no le van bien las cosas, no se va a sentir mejor ver un líder rodeado de cantantes y actores millonarios diciéndole lo que tiene que hacer. Eso lo vi pasar con el Brexit, y lo vi venir con Trump. Es mejor no hacerle sentir ignorado o despreciado a una persona cuando tiene un voto y está dispuesto a usarlo.
Así llego a mi fórmula mágica para entender la nueva política: Si a la gente no se le da una buena opción, escogerán la mala. Es una fórmula sencilla, pero me parece que funciona bien. Tenía que patentarla, pero la voy a donar a los políticos en Francia, a ver si puedo evitar otra bofetada el año que viene.
Ahora os dejo con este pequeño ejercicio. Primero cambias las palabras del Inglés americano al británico, y luego al revés. Las respuestas están en mi página: http://profesornativogratis.com/uk-vs-us-english/. Recuerda que si suscribes, recibirás un libro electrónico, y posiblemente una clase gratis por Skype.
|Jonathan Olliffe
PROFESOR NATIVO GRATIS