Restauradas las pinturas murales de la Sala Moruna del monasterio cisterciense de Santa María de Carrizo, en León
El monasterio de la localidad leonesa de Carrizo conserva unas pinturas murales de inspiración mudéjar en una pequeña estancia que hasta hace poco tiempo venía acogiendo el archivo monacal. Se encuentran ubicadas en la parte occidental del claustro y podrían haberse realizado en las importantes reformas acometidas en el claustro durante el siglo XVI, junto con la sala capitular. Este espacio habría servido como vestíbulo para recibir a los colonos y dar asiento a las entradas de grano, mercancías y aprovisionamiento propios del monasterio. Se trata de una pintura mural que ocupa todos los paramentos de la estancia.
En 1974, el monasterio fue declarado Bien de Interés Cultural e inmediatamente se sucedieron campañas de obras centradas en la iglesia, la Sala Capitular o el claustro, sin que ninguna de estas actuaciones afectara directamente a la sala de las pinturas. En el revestimiento de los cuatro paramentos de la estancia se documentaban pérdidas más o menos extensas, producidas por desprendimientos o vinculadas a las reformas padecidas. Además, se advertían amplísimas zonas ahuecadas, fracturadas y completamente deformadas, de manera que entrañaban un riesgo inminente de desprendimiento en forma de grandes placas.
Las intervenciones de restauración han partido de la naturaleza de la fábrica de tapial, que provoca la exfoliación de los revestimientos decorativos, hasta el extremo que en este conjunto pictórico apenas conservaba un 20 % del total del mortero, con relativa adhesión al sustrato mural. Para completar la intervención se ha aislado y sustituido el solado y tratado el alfarje, por lo que se trata de una actuación integral que garantiza la correcta conservación del conjunto.
Monasterio de Santa María de Carrizo
Este edificio monástico constituye, junto a los de Gradefes, Sandoval y Carracedo, la más notable serie de fundaciones cistercienses de la provincia de León. Fue fundado en 1176 bajo el patrocinio de Estefanía Ramírez, viuda del conde Ponce de Cabrera, noble de la corte de Alfonso VII, aunque el edificio del monasterio ya se había comenzado en características románicas. Recibió múltiples donaciones y a finales del siglo XII quedó bajo la jurisdicción de las Huelgas Reales de Burgos. En 1835, sufrió la Desamortización. Sus monjas se trasladaron entre 1868 y 1871 al monasterio premostratense de Villoria, regresando luego a Carrizo, donde permanecen.
El acceso a la iglesia se verifica a través del hastial norte del crucero con una bella portada románica, si bien sus arcos ya son apuntados con columnas de hojas acogolladas en sus capiteles. El monumento se prolonga en la zona de clausura en un claustro, reformado en el siglo XVII, pero con dependencias, como son el antiguo refectorio, sala capitular y archivo, que corresponden a la misma época que la iglesia. La disposición de esta sala y el encuentro de la iglesia con el claustro corresponden a la típica del Císter. Cuenta, además, el monasterio con sus tres cruces procesionales únicas en España y con una talla románica en madera de gran valor.