miércoles. 02.04.2025

MATANDO EL MAÑANA

MATANDO EL MAÑANA Tiempos convulsos vacíos de valores lastran un mañana incierto. Ignorar la masacre palestina es ignorar que el odio se transmite por herencia de padres a hijos, cuando se permiten tales crueles penalidades que se televisan a diario. Como ignorar que se hereda la ignorancia cuando se divide a los hombres, se manipula al pueblo por razones políticas, ideológicas y/o partidistas. Sí, fenece el mañana cuando se deteriora y vive una democracia carente de valores, interesada, y cimentada en constantes broncas y, sospechas certeras, que acaban siempre siendo tan sólo presuntas, aún siendo evidentes. Y es que cuando la justicia se compra y se vende deja de ser justa para los pobres. Se vive deseando atajar espacios, separar por fronteras y conviviendo con la ignorancia como caldo de cultivo para un mañana incierto. Vivimos aplaudiendo improperios y desmesuras; permitiendo la impunidad y justificando lo injustificable. Con el dinero del pueblo se insulta, se juega, se manipula, se roba y se esconde todo bajo máscaras y mascarillas, añadiendo siempre la manida coletilla de “presunción de inocencia”. Ya nadie parece creer en nadie, ni en nada. Los que tienen dinero siempre acaban siendo aforados, presuntos, archivados,... o comprando su justicia. Matar el mañana es ignorar la actual decadencia social, política, educativa y de valores. Es soportar y vivir hoy en las colas de la impotencia; en la constante degradación democrática; en esa incapacidad de los partidos de ponerse de acuerdo para generar alguna esperanza y abordar con responsabilidad democrática los problemas que acucian y acorralan hoy a los ciudadanos. Es ignorar el valor del esfuerzo y primar el enchufismo y meritocracia sin esfuerzo. Es olvidar que “el tú mas” genera desafección, o pensar que un rey o reina extemporáneos o grotescos puedan ser la solución del futuro para nuestros hijos y nietos. Es creer que una sociedad ridícula, absurda, egocéntrica y partidista podrá ser el remedio. La política ha de ser mucho mas que todo eso. Ha de generar esperanza, y tener un grado de servicio público mucho mas elevado y sincero. Cimentado en una selecta y profunda educación moral. Se requiere y se espera de ella mucha mas mesura, generar esperanza y no tanta desconfianza e incertidumbre. Requiere ejemplaridad, idoneidad, compromiso social y, ante todo, creer que tu trabajo de hoy cimentará un mañana mejor para tus hijos y nietos. Benjamín Charro Morán // Abril, 2024