Cataluña: ¿Qué hará Francia si Madrid pierde el control?
A raíz del referéndum ilegal sobre la independencia de Cataluña, los habitantes de la comunidad autónoma tendrán que arrostrar un futuro lleno de tensión e incertidumbre. Los acontecimientos de los últimos días, sobre todo la (falta de) actuación por parte del gobierno de Mariano Rajoy frente al desafío secesionista, sólo han agravado la situación, permitiendo que se produzca una crisis constitucional no vista en España desde el fallido golpe de estado de 1981. Sin embargo, la cuestión catalana no atañe únicamente al Estado español, sino, por razones históricas y geopolíticas, también está en el punto de mira de los gobernantes de la República francesa.
Los intereses estratégicos de Francia en Cataluña se podrían cristalizar en los siguientes puntos:
El irredentismo catalán
El actual departamento francés de los Pirineos Orientales está constituido por los antiguos condados catalanes del Roselló, el Vallespir, el Capcir, el Conflent y la Alta Cerdaña. La Corona de Aragón cedió la mayor parte de estos territorios a Francia en 1258, en el Tratado de Corbeil, mientras la provincia del Rosellón pasó a manos francesas en 1659, a causa del Tratado de los Pirineos. La región históricamente estaba poblada por gentes de habla catalana y occitana, pero a partir del siglo XVIII la centralización estatal impuso el uso del francés. Hoy día, sólo una minoría habla catalán, aunque la cultura y las tradiciones catalanas siguen vigentes. Cataluña del Norte - usando un término acuñado por Alfons Miàs, el padre del catalanismo en el Rosellón francés - forma parte de las reivindicaciones territoriales del irredentismo catalán. Por lo tanto, Francia no puede permitir la escalada del conflicto en Cataluña y actuará para proteger su integridad territorial.
Andorra
El Principado de Andorra, el único país soberano cuya lengua oficial es el catalán, se caracteriza por su peculiar forma de gobierno, siendo un coprincipado. Es decir, la jefatura del Estado recae en la figura del copríncipe español, el obispo de Seo de Urgel, y del copríncipe francés, el presidente de la República Francesa como heredero de los derechos de los Condes de Foix. Al igual que la llamada Cataluña del Norte, el microestado pirenaico también forma parte del concepto de los Países Catalanes, y como tal es un objetivo de las reclamaciones territoriales del pancatalanismo.
La reagravación del conflicto vasco
El éxito - aunque sea parcial e inconcluso - del independismo catalán amenaza con la reagravación de otro desafío histórico en las relaciones franco-hispanas. Lo que es Cataluña del Norte para el catalanismo, lo es Iparralde al suroeste de Francia para los partidarios de una Euskal Herria unida e independiente. Durante décadas, el País Vasco francés sirvió de retaguardia y de base operacional para los etarras, y las últimas comunicaciones del grupo terrorista vasco no hacen más que confirmar los paralelismos entre los objetivos de los separatistas vascos y catalanes. Desde el punto de vista del Estado francés, es de vital importancia prevenir en su territorio un posible resurgimiento de las actividades ilegales de ETA.
Un estado gamberro en el talón de Francia
La independencia de facto de Cataluña o la permanencia de conflictos violentos, en el caso del fracaso del intento separatista, significarían la presencia de una entidad semigamberra en el talón de la República Francesa. Un estado catalán autoproclamado, sin reconocimiento internacional y en constante conflicto con el Reino de España, no estaría en condiciones de controlar su territorio y sus fronteras. Quienquiera que tenga la mano superior en Cataluña, sus fuerzas de seguridad estarán ocupadas manteniendo el orden en las calles y controlando el descontento de una parte significativa de la población. Semejante situación caótica convertiría la comunidad autónoma en un imán para el crimen organizado, incluyendo el tráfico de drogas, armas y personas. Para remate, Cataluña es el epicentro del islamismo radical en España, así como lo han demostrado los recientes atentados en Barcelona, la prevención de futuros ataques terroristas requeriría, incluso en circunstancias normales, un mayor esfuerzo y coordinación policial. Francia, tras haber sufrido varios golpes en su propio territorio, no podrá tolerar la existencia de un nuevo nido yihadista cerca de sus fronteras.
Intervenciones rápidas y bien enfocadas
La prensa francesa, sobre todo los medios con un perfil ideológico de izquierdas, ha condenado la operación policial contra la consulta ilegal sobre la independencia, no obstante, el Palacio del Elíseo hasta ahora ha guardado silencio. Desde luego, el presidente Macron no contemplará la posibilidad de una intervención militar en Cataluña, pero eso no quiere decir que el servicio de inteligencia francés no observe y monitorice con ojos de gerifalte el desarrollo de la situación al sur de las fronteras de su país. No cabe la menor duda de que, en el caso de la agravación del conflicto político-constitucional en Cataluña, los agentes franceses tomarán las medidas necesarias para proteger los intereses del país galo. Las intervenciones francesas serán breves y estarán dirigidas a objetivos específicos.
Entre los posibles pasos cabe mencionar el cierre de la frontera franco-catalana. Si Cataluña queda de facto excluida de la zona de Schengen, Francia, con el objetivo de parar el contrabando de drogas, armas y el influjo de inmigrantes ilegales, se verá obligada a suspender la libre circulación de personas y bienes procedentes del territorio catalán. Si el Estado español se retira de los pasos fronterizos, las fuerzas francesas tomarán control de las posiciones clave, aunque eso implique incursiones en zonas que, según el derecho internacional, seguirán siendo territorio español.
Al mismo tiempo, París reforzaría su presencia en Andorra para evitar un posible golpe de Estado pancatalanista y, si es necesario, someterá a su control directo el microprincipado.
Si, debido al caos interno, Cataluña se convierte en un santuario del terrorismo y del crimen organizado, las fuerzas especiales de Francia tendrán que intervenir directamente en tierras catalanas. Se trataría, principalmente, de capturar o neutralizar a terroristas u otros elementos criminales. Tanto el Ejército Francés como la Legión Extranjera han acumulado una amplia experiencia con misiones similares en África. Esas acciones serán secretas, breves, rápidas y bien enfocadas y probablemente tendrán lugar con el consentimiento tácito del Gobierno español y/o de la Generalidad de Cataluña.
Por supuesto, Francia no va a hacer el trabajo sucio de Madrid y tampoco va a restaurar el orden constitucional en Cataluña, pero hará todo lo posible por frenar la escalada del conflicto y por proteger sus intereses estratégicos. Justamente lo que España no parece ser capaz de hacer.
|Miklós Cseszneky
Experto en Relaciones Internacionales