De morosos y de moros Desde hace algunos días...
De morosos y de moros
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© Manuel I. Cabezas González 14.12.2011
Desde hace algunos días, los medios de ámbito nacional y de Cataluña se han referido reiteradamente a las dificultades de tesorería de la Generalitat para llegar a final de año. Hoy, 16 de diciembre, los medios se han hecho eco de las medidas anunciadas ayer por el Ejecutivo de A. Mas para afrontar el pago de las nóminas de diciembre y de la extra de Navidad de los empleados públicos, así como de las facturas de los proveedores. Y, por lo visto, pintan bastos, tanto para unos como para los otros.
Según el Ejecutivo catalán, los empleados públicos cobrarán sólo el 80% de la paga extra de Navidad el 28 de diciembre, una semana después del preceptivo 21 de diciembre; el 20% restante se les haría efectivo, sin precisar fecha, en enero. Por su lado, los proveedores, compuestos principalmente por pymes, tendrán que esperar, sine die, para percibir el pago de sus facturas.
Ante esta situación crítica, como de costumbre, los miembros de la casta política nacionalista (CiU, ERC, PSC, ICV-EUiA y Solidaritat), como los de Fuenteovejuna, han ido todos a una: se han tirado al monte y pretenden arrancar del Gobierno Central un maná salvador de 759 millones de euros; y para ello, no han dudado en utilizar las bravuconadas, las amenazas y los argumentos testiculares, desprovistos de toda apoyatura legal. En efecto, al no haber firmado los preceptivos convenios con el Ejecutivo Central, la Generalitat no puede tener ninguna garantía real y legal de compromiso de pago, por parte del Gobierno central, de los precitados 759 millones de €.
Por otro lado, la casta política nacionalista de Cataluña no ha dudado en echar las culpas de la falta de liquidez de la Generalitat a los otros: a los incumplimientos de los compromisos del Gobierno de J.L. Rodríguez Zapatero. Es decir, se ha dedicado a tratar de encontrar una imaginaria paja en el ojo del Gobierno Central, desviando así la vista de la viga cegadora y despilfarradora que lacera la vida económica, social, sanitaria, educativa,… de Cataluña.
Ante estas nuevas medidas y las que se avecinan (el miércoles próximo, se votarán los presupuestos de la Generalitat), deberíamos preguntarnos si no hay gastos corrientes en Cataluña, que no son vitales, ni fundamentales y que pueden ser considerados despilfarros en los tiempos que corren. Estos gastos deberían ser eliminados para que la Generalitat recupere la liquidez de su tesorería y no tenga que convertirse, una vez más, en moroso. Ahora bien, la pretensión y el proyecto de la Generalitat de fraccionar y dilatar sus obligaciones pecuniarias con los empleados públicos y las pymes la convertirán en un caso paradigmático de falta de previsión, de desgobierno (gobernar es prever); y, por lo tanto, la van a convertir, de nuevo, en “moroso”.
¿Y qué les pasa a los ciudadanos cuando son morosos con las administraciones públicas? Viene Paco con la rebaja y les aplica a los sufridos ciudadanos el correspondiente recargo, la pertinente penalización crematística. ¿Y qué les pasa a los ciudadanos cuando son morosos con las entidades financieras? Éstas les imponen comisiones y penalizaciones usureras y/o inician procesos de desahucio y/o los inscribe en el registro de morosos. Y esto último los convierte en ciudadanos apestados y marcados para siempre.
Las medidas contra las retribuciones de los empleados públicos y los proveedores, anunciadas por la Generalitat, ayer (jueves, 15 de diciembre), denotan que las arcas de los fondos públicos están vacías. Y, por lo tanto, al llevarlas a cabo, la Generalitat se convertirá en moroso. Ahora bien, la Generalitat, ¿se aplicará a ella misma la medicina que aplica a los sufridos ciudadanos cuando no cumplen diligentemente con sus obligaciones y resarcirá a los empleados públicos y a las pymes por la dilación en el cumplimiento de sus obligaciones? ¿O se irá de rositas, saltándose a la torera las leyes que regulan los comportamientos de todos los ciudadanos, tanto los corrientes y molientes como los de la casta política? Si estamos en un Estado de derecho, la ley debe ser la misma para todos y, como la muerte, no debe exceptuar a nadie. Todos conocemos las respuestas a estas preguntas, que son congruentes con el principio, formulado por Berlusconi y que reza así: “la justicia es la misma para todos, pero no en su aplicación”. Constatado esto, sólo me queda recordar, por un lado, que “sin derecho, el Estado se convierte en una cuadrilla de bandidos” (San Agustín); y, por el otro, lo que un sensato anónimo formuló, pensando en la acción, en estos términos: “No somos de derechas ni de izquierdas. Somos de los de abajo y vamos a por los de arriba”. Por lo visto, en Cataluña, hay “morosos” y “morosos”.
Coda: “La política es el arte de buscar problemas, encontrarlos, hacer un diagnóstico falso y aplicar después los remedios equivocados” (Groucho Marx).