La modernidad
La modernidad
En un reciente viaje al sur de las Españas, fui oyente involuntario de una animada discusión en la que dos matrimonios de unos 40-45 años bien parecidos y aseados, en torno a una buena mesa, se comían la palabra unos a otros para ver quien ponía más a caldo al gobierno y sus políticas, estaba claro que no eran muy de su cuerda y hacían especial énfasis en lo mediocre de las ministras y en la eterna desmembración de la nación, etc, etc. Cuando los desastres no les dieron más de si, pasaron a planificar la fiesta de Hallowen de la Urbanización, los disfraces que llevarían , las frases y chistes y demás chorradas (en mi pueblerina y modesta opinión) que conlleva esta fiesta americanizada, que no americana, y llevada al extremo del consumismo. En fechas más recientes la noticia de una feria de funerarias, empresas de ataúdes, etc ,creo que en Madrid ,dejó la impagable entrevista a un empresario que ofrecía funerales al estilo “ británico” de las películas, con su ceremonia en un jardín privado, su musiquita y sobre todo ,el ágape para despedir al finado, todo ello a un precio que levantaba al muerto seguro. La última de estas mini historias, es la de la desaparición de más de 150.000 pequeños comercios en estos años, cierres que se han multiplicado por efecto de la crisis como todos podemos ver a poco que paseemos ya sea por una capital de provincia, o por
un pequeño pueblo. Sin embargo no dejan de aumentar las grandes superficies a las que las autoridades municipales les hacen hasta salidas de autovía si hace falta. O esas mismas empresas que chantajean hasta extremos inconcebibles para cualquier otro ciudadano, al ayuntamiento de turno y este poco menos que les pone la alfombra roja, todo sea por que en la ciudad se pongan los muebles de la república independiente. La modernidad, por llamarle algo a tanto papanatismo, hace que personas cultas y con poder adquisitivo, hagan suya una fiesta yanqui hortera y tonta que da mucho menos miedo que la que de verdad celebraban nuestros abuelos y que sin ir al costumbrismo podríamos haber modernizado y adaptado a nuestros días para disfrute de todos (menos de la maquinaria comercial de Disney y las tiendas de los chinos muy españoles por cierto).
La modernidad hace que algún españolito será enterrado al son de una gaita escocesa mientras su familia y amigos bebe y come te y galletas, algo que ya se hacía en esta tierra hace no tantos años cuando la muerte de un vecino suponía poder verse, hablar, comer roscón, beber vino, contar historias, rozarse con alguna del pueblo y hasta lamentar la muerte del vecino y consolar a su familia. Los anglosajones no han inventado nada, sólo lo han llevado al cine. En fin, la modernidad que hace que uno se pregunte que hacía la gente cuando en su ciudad no había un centro comercial, ni tenía un monovolumen, ni tele de plasma ni wii ni na de na. De eso en algunas ciudades hace poquito, y parece que si no estuviera se acabaría el mundo cuando lo que de verdad se acaba son las calles sin tiendas(los niños hace mucho que desaparecieron),los barrios que poco a poco se convierten en guetos se degradan y la pescadilla muerde su cola y la gente escapa hacía el paraíso del centro comercial donde podrá vestirse de “jalogüin” (todavía no hay funerarias en los centros comerciales). Salud
Victor M. García (Veterinario)