El falangista al que Franco mandó fusilar
Domínguez se inicia políticamente en el Movimiento Español Sindicalista -Mes- fundado por Primo de Rivera, Ruíz de Alda y Alfonso García Valdecasas, en 1933, en cuya propaganda figuraba como subtítulo Fascismo Español (FE). (Serrano Súñer en su libro Entre el silencio y la propaganda: la historia como fue escribe: "...Perales me dijo que él mismo había inscrito a Juanito Domínguez en Falange teniendo solo catorce años...". Dato inexacto, a todas luces porque nuestro biografiado había nacido en mil novecientos dieciséis y catorce años después aún no había sido fundada la Falange).
En la Declaración indagatoria de los sucesos de Begoña del 19 de agosto de mil novecientos cuarenta y dos, leemos textualmente: "Juan José Domínguez Muñoz, dice que es de oficio abogado y que ha sido procesado por delito político anterior a la guerra, en 1935; que ha sido fundador de la Juventud Tradicionalista de Sevilla, donde sus familiares estaban afiliados a dicha Comunión; que fue detenido por tomar parte en el Movimiento de agosto de 1932 y herido en aquellos hechos en compañía de un dirigente de la Comunión Tradicionalista de Granada que lo auxilió eficazmente, ocultándose en el domicilio del Conde de la Jarosa quien lo llevó a Córdoba en su coche".
El hecho al que se refiere Domínguez es el movimiento subversivo contra la República, conocido por "Sanjurjada", un fallido golpe de estado que intentó el general Sanjurjo y que logró un éxito inicial en Sevilla y el delito político del que habla se refiere a los incidentes de Aznalcóllar por los que fue procesado en 1935.
Se sabe que estaba afiliado al nuevo partido de Primo de Rivera porque aparece su nombre en una relación de falangistas encarcelados en la Prisión Provincial de Sevilla con motivo de ciertos sucesos ocurridos del 14 de abril y así lo confirma Juan Antonio Parejo en su libro Señoritos, Jornaleros y Falangistas en donde se nos dice que era botones en una compañía de seguros de la capital hispalense; que tenía su domicilio en Álvarez Quintero, 25 y que se había afiliado el 15 de febrero de mil novecientos treinta y cuatro, siendo falangista de primera línea y cotizando dos pesetas con cincuenta céntimos mientras que su hermano Rafael se había dado de alta el 23 de marzo de 1934 y aparecía como"balilla"y aportaba a la organización veinticinco céntimos.
Sancho Dávila , primo de José Antonio fue el encargado de la expansión de la Falange en Sevilla y Cádiz y recluta gran número de adeptos, de diversa extracción social siéndole encomendada la jefatura territorial de Andalucía que llegó a contar con quinientos afiliados, la mayor parte de ellos estudiantes aunque había empleados, contables, maestros de primera enseñanza, niqueladores, relojeros, vendedores de prensa, ferroviarios o jornaleros, casi todos solteros y con una media de edad muy baja -diecinueve o veinte años- entre los que se encontraba, naturalmente, Juan José Domínguez.
Eran tiempos duros para la Falange sevillana y José Antonio lo dice en su correspondencia con Sancho Dávila (Epistolario de José Antonio 1925-1936): "Es magnífico como lucháis y sufrís en Sevilla. Los tiempos son duros para todos, pero a vosotros os ha tocado ser uno de los más castigados por la persecución. Por eso sois los mejores".
Siete días más tarde -agosto de 1934- escribe: "Cada vez que tu admirable gente de Sevilla pasa por una nueva amargura siento muy de veras el deseo de que fuera posible recabar para mí la mayor parte del sufrimiento. Ya que esto no puede ser, te ruego les digas a todos hasta que punto estamos unidos a ellos los camaradas de España y cuánto los admiramos".
El día cuatro de agosto en uno de los últimos párrafos de una carta, Primo de Rivera alude, de nuevo a las dificultades: "No dejes de tenerme al corriente de todo lo que vaya ocurriendo a los camaradas de ahí en sus continuas contrariedades".
La Falange sevillana no contaba con un local propio para reunirse y el día veinte de agosto Primo de Rivera escribe: "Me parece que puedo darte una noticia relativamente buena. He vuelto a ver al presidente del Consejo y me ha dado a entender de un modo bastante expresivo que tan pronto se levante el Estado de guerra será abierto el centro de Sevilla".
Sabemos que Juan Domínguez, a pesar de su edad, era uno de los falangistas de primera línea y, mano derecha de Dávila, que lo apreciaba sobremanera porque el nueve de febrero de mil novecientos treinta y cinco "sobre las once de la noche se presenta junto con Martín Ruíz Arenado, Sánchez Daulle, Osborne y el propio Dávila en casa de Antonio Guerra Rodríguez".
-Era Juanito Domínguez el que llamó a mi puerta con decisión -cuenta Guerra- diciéndome si yo era la persona a la que buscaban, a lo que contesté afirmativamente.
-Pues haz el favor de salir, ya que aquí, a la puerta, te esperan unos señores -me dijo-. Y así lo hice y Sánchez Daulle, entonces, se dirigió a mí diciéndome si lo reconocía y si recordaba las palabras de ofrecimiento que había hecho a la Falange y si estaba dispuesto a cumplirlas, tal como había prometido el cinco de noviembre del año anterior. Le dije que sí y me ordenó que al día siguiente me encontrase a la puerta del bar Colón para tomar medidas".
Desgraciadamente no sabemos a qué medidas se refiere Guerra, pero si podemos decir que Juanito Domínguez, a una edad temprana, era ya uno de los hombres importantes en la Falange sevillana.
(Continuará)
Antonio Esteban