Aunque el dominio sobre León, y su parasitación, lo sea principalmente por la Junta de Castilla y León, como brazo armado (políticamente) de Valladolid, hay actuaciones de competencia del Gobierno Central (caso del PSOE, ahora, pero también del PP, otrora) muy perniciosas para León, como el caso actual, sangrante, de llevar el proyecto de Torneros a Valladolid. Y podríamos citar varios casos más que dependen del Gobierno (Estado), pero que no acaban de materializarse, algunos tras una decena de años (Emperador, San Marcos, la autovía Ponferrada-Orense, la León-Valladolid, el lazo del Manzanal, Feve, el rescate de la línea Ruta de la Plata, declarar para León, por parte del Gobierno, la Obligación de Servicio Público, para que los leoneses podamos obtener el 25 % de descuento en los trenes de alta velocidad (única provincia de la comunidad que no lo tiene), etc. ¿Por qué tanta omisión del Gobierno con León? ¿Hay una “mano negra” en España que nos tiene manía, y actúa contra nosotros?
Pero hoy toca hablar de Torneros y su remedo, en el “nuevo noroeste”, Valladolid. Este complejo logístico intermodal, ya se está realizando, y en él participan, en amigable concierto, y financiación, el Ayuntamiento, la Junta, y el Gobierno (Adif y Renfe), quien tiene la última palabra, y favorable, en este caso, incluso para avalar la recepción de dinero europeo, los Next Generation. Entrarán en funcionamiento en el 2025, la primera fase (acceso a la Fasa-Renault, y la Variante Este -ya ejecutada en un 90 %-), y en el 2026, lo restante. Todo ello, en clara usurpación del proyecto previsto para León, al menos del concepto de enclave estratégico del noroeste, punto cardinal que ya en la escuela nos situaban en León, con mucho más fundamento geográfico que en Valladolid. Nos referimos a Torneros, cuyos terrenos, comprados al efecto por el Sepes, hace casi 15 años, florece… con malas hierbas (con perdón para ellas). Y los delegados del Gobierno (socialista, a la sazón; en concreto Cendón) nos siguen recomendando calma a los leoneses, diciéndonos que, tranquilos, estamos en ello. Pero al mismo tiempo, nos dicen que está parado porque para el enclave de Torneros no hay demanda; y sin embargo, para el HUB de Valladolid, según el ministro Puente (antes alcalde de esa ciudad) hay demanda “a patadas”. Entonces, ¿tenemos que esperar a que algunos inocentes empresarios, en un alarde de fe, hagan la compra, o reserva de terrenos, sin garantía alguna? ¿y si no aparecen interesados (en la nada), se ejecutará finalmente?
Habiendo sido Torneros elegido por Europa, como nodo del Corredor Atlántico, y con dos decenios anticipados en designación, para tal fin, el Gobierno, al priorizar ahora el de Valladolid, está tomando partido -un gran partidazo- por esa provincia; ¿por qué? Con ello, cuando menos, están otorgando a ese proyecto la ventaja (ya llevan mucha) de empezar primero, que tendrá efectos seguros en la competencia, y finalmente en su viabilidad: se fijarán empresas en Valladolid, que ya no cambiarán después de ubicación, o no duplicarán asentamiento, si es que el de León llega a hacerse. Una elección de prioridad, sin duda, con carga política, económica y social a favor de Valladolid, y en contra de León. Se estima en más de 5.000 los empleos que generará. Muchos de nuestros hijos leoneses, habrán de ir allí a buscar empleo. Y suma y sigue.
¿Qué es lo que mueve al gobierno central a dar prioridad a Valladolid, dejando estancado el proyecto de Torneros, cuando además está designado por Europa como una de las cinco terminales intermodales: Madrid, Bilbao, Zaragoza, Valladolid, y el propio León, pero este muy anterior en proyecto y preparativos al de Pucela?
En el caso de la “alternativa de Torneros”, en Valladolid, es posible, especulando, que el PSOE quiera reafianzar en esa capital el gobierno socialista actual, con el tirón del ínclito Puente, anterior alcalde. El mismo intento, parece ser que le llevó a adjudicar a Sevilla la Agencia Espacial Española, por la que pugnaba León, con muchas posibilidades, pues no parece que Sevilla estuviera en riesgo de despoblación, ni infradesarrollo, precisamente, para tomarlo como destino de descentralización homogeneizadora. Intento en vano, pues no consiguió la siguiente alcaldía.
Parece que el problema de León es que no pintamos nada en el panorama nacional. Siendo los leoneses muy españolistas, consecuentes con haber sido crisol de España, votamos casi siempre en clave nacional. Como decía J. P. Aparicio, “el leonés se siente tan español, que se olvida de ser leonés”; y casi siempre votamos a los mismos, a los grandes partidos, que una vez elegidos, ya declinan, se olvidan de que deben defender a León, limitándose a seguir el dictado de sus jefes en Valladolid o Madrid, que finalmente optan por defender “otros intereses”, ajenos a León; traicionan así a su propio pueblo, solo para “seguir saliendo en la foto”, medrar, conseguir una migaja más de poder, y ascender en la cadena de mando, aunque sea del opresor de sus electores. Siempre votamos a los mismos, sin recibir nada a cambio. Sabiendo esto, los partidos, y quien puede adjudicar algo, el Gobierno, sigue sin darnos nada. Esa es, y no otra, la presunta “mano negra” que muchos intuíamos que existía, y actuaba, contra León.
Pongamos el ejemplo de la posible restitución de la línea ferroviaria Ruta de la Plata, que antaño vertebraba todo el País Leonés, cuya restitución ha relegado el Gobierno para, al menos, el 2040, encargando un postergatorio estudio de viabilidad (a tener dentro de 2 años). Sin embargo, está plenamente involucrado (Adif; Estado) en el complejo ferroviario de unir las tres capitales del País Vasco, con alta velocidad, con la Y vasca, Burgos hacia el oeste, y resto de la península y Europa, ya en ejecución. Obra para la que se obtiene financiación a través del BEI (Banco Europeo de Inversiones; 13.500 millones, invertidos hasta la fecha). El Ruta de la Plata se podría rehacer, con nueva infraestructura, “tan solo” con 4.900 millones, según estudio de ingenieros independientes. Parece que los votos vascos, aportados a la gobernanza de España, dan su fruto.
Nada podremos condicionar, ni inversiones para León, y menos la autonomía propia, hasta que elijamos a los nuestros, y vendamos los votos, leonesistas de verdad, a buen precio.
Conceyu País Llionés