Según el PSOE, el proyecto, que se llevará a cabo desde el 15 de febrero hasta agosto, tiene como objetivo presuntamente mejorar la eficiencia del servicio, garantizar la puntualidad, promover la sostenibilidad y reducir la contaminación.
Sin embargo, el Grupo Socialista cuestiona la duración extensa del experimento y argumenta que, en realidad, podría resultar contraproducente, aumentando los viajes particulares en lugar de disminuirlos. Aseguran que la medida podría afectar negativamente a la accesibilidad para la población mayor, debido a la complicada utilización de la aplicación o la necesidad de realizar reservas telefónicas con más de una hora de antelación.
El PSOE se une a las críticas expresadas por los usuarios, sugiriendo que la verdadera intención del equipo de gobierno es hacer más atractivo el contrato de renovación de autobuses, programado para este año. Advierten que el experimento podría desalentar el uso del servicio, especialmente entre los jóvenes, generando incertidumbre sobre los horarios de recogida y regreso.
El grupo socialista prevé que estas condiciones adversas provocarán un aumento en el uso de vehículos particulares, contribuyendo a un incremento de emisiones y, en última instancia, resultará en la justificación para la eliminación de la línea 3. Alertan que la estrategia podría dificultar el acceso al servicio, desmotivando a la población a utilizarlo y sirviendo como pretexto para su supresión.
En resumen, el Grupo Socialista anticipa un escenario en el que el cambio propuesto resultará en más vehículos privados en las calles, mayores emisiones y la pérdida del servicio de autobuses para los residentes locales. Afirman que esto facilitará la creación de un nuevo contrato más atractivo para las empresas interesadas en concursar por el servicio de transporte.
