Los colegios de ingenieros industriales de Castilla y León apuestan por soluciones tecnológicas para la gestión del agua como elemento fundamental para luchar contra su escasez en los núcleos de población de menos de 1.000 habitantes, que representan el 94% de los municipios y entidades locales menores de la Comunidad.
Se trata de un total de 4.187 núcleos de población en los que sus vecinos tienen que hacer frente a las pérdidas de agua en las redes, al mal estado de conservación o a una inadecuada elección de las soluciones para su potabilización y depuración, lo que provoca el aumento de sus costes.
“Las soluciones al problema del agua no vendrán solo desde el cielo, esperando que llueva más, sino mediante una gestión estratégica como bien económico escaso”, afirmó Agustín Nogal, anterior decano del Colegio de Ingenieros Industriales de León, en el transcurso del encuentro mantenido por distintos representantes de los colegios de la Comunidad, en el que participaron, entre otros, los decanos de los de León —Antonio Fernández— y Burgos y Palencia —Ignacio Velázquez—, así como el presidente del Colegio de Valladolid, Iñaki Bengoetxea.
Nogal recordó que uno de los grandes problemas que agrava la escasez de agua en Castilla y León es precisamente el mal estado de las infraestructuras hídricas, por lo que parece necesario una revisión urgente a corto plazo.
De hecho, dijo, “más del 10% de los pequeños núcleos rurales presenta importantes deficiencias en sus redes de agua y, por lo tanto, sufre abundantes pérdidas de un elemento tan valioso e indispensable como escaso”.
Elegir la tecnología más adecuada
En este sentido, los representantes de los colegios de ingenieros de Castilla y León subrayan la necesidad de aplicar soluciones tecnológicas para paliar este grave problema, pero realizando una correcta selección de la tecnología que sea más eficaz en cada caso, como señaló el decano de León, Antonio Fernández. “No hay que excluir ninguna, porque la solución óptima depende de diversos factores, según la casuística de cada núcleo rural. Lo importante es elegir la más adecuada”.
En concreto, si el problema es de gestión del tratamiento, será preciso analizar el sistema de automatización más adecuado, así como el mecanismo de comunicación máquina a máquina —mediante redes de telefonía o de radio—, que permiten controlar y regular el abastecimiento para, por ejemplo, coordinar los suministros de diferentes captaciones o depósitos.
O también, en otros casos, la solución más adecuada será la reducción del consumo de energía en los bombeos, constatando las condiciones en que se está ejecutando y variar parámetros.
Ventajas de las renovables
Los ingenieros industriales han querido poner el acento también en las indudables ventajas que ofrecen las energías renovables, fotovoltaicas o eólicas, para el suministro y tratamiento de agua.
“Se puede reducir enormemente el consumo energético e incluso facilitar la construcción de nuevos bombeos que anteriormente no se planteaban debido al coste energético o al coste de la infraestructura necesaria para dotar a las bombas de electricidad”, aseguró Agustín Nogal.
En todo caso, apuntaron, la fuente de energía no resta importancia a la necesidad de contar con un buen diseño de los informes técnico-económicos sobre las tarifas, que son determinantes a la hora de procurar un reparto adecuado del coste del servicio.
Informes que deben tener en cuenta el coste de lo que se denomina ‘agua registrada’ (el consumo de los usuarios públicos y privados) y ‘agua no registrada’ (sobre todo, las pérdidas de la red y las posibles deficiencias en los sistemas de medición).
Por eso, los ingenieros industriales de Castilla y León han querido hacer hincapié en que tanto estos informes como la elección de las tecnologías más adecuadas se lleven a cabo por profesionales cualificados.
Y recuerdan en este sentido que los ingenieros Industriales pueden “ayudar a la solución de los problemas del ciclo del agua”, ya que tienen competencia legal (Decreto del 18/09/1935), con capacidad plena para proyectar, ejecutar y dirigir, entre otras, las actividades de ‘captación y aprovechamiento de aguas públicas para abastecimientos, riegos o industrias’ y ‘construcciones hidráulicas’.
Gestión de la demanda
En paralelo, los industriales defienden la necesidad de “aplicar los conceptos de economía sostenible para poner de relieve que la gestión de la demanda es la única forma de parar esa inercia que asume las sequías como una coyuntura excepcional, cuando en realidad se trata de la normalidad del clima mediterráneo y que, por desgracia, ya sabemos que son más frecuentes e intensas en algunos periodos”.
El uso del agua es mayoritariamente agrícola (en torno al 80% del consumo total), si bien en los pequeños núcleos de población se produce un problema respecto a los usos relacionados con el bienestar humano, que puede acentuar aún más el grave riesgo de despoblación que ya padecen.
Se trata, fundamentalmente —afirma Nogal—, de la insuficiencia financiera que genera la prestación del servicio del agua, ya que obtienen unos ingresos que suelen situarse en torno al 40% de los costes reales. Una circunstancia que aboca generalmente a una prestación incompleta del servicio y de menor calidad.
La realidad es que el precio unitario del suministro de agua en los pequeños núcleos de población es significativamente menor que el coste medio nacional por suministro (1,13 euros por metro cúbico).
En este contexto, los ingenieros industriales proponen que se pueda activar una línea de ayuda a través de las mancomunidades de municipios y los consorcios locales, en lugar de elevar las tarifas, con el fin de poder afrontar los costes de mantenimiento y de evitar una gestión deficiente: cortes de suministro, control sanitario incorrecto, problemas de presión, mal funcionamiento de los contadores…
Cada castellano y leonés gasta 144 litros de agua al día, diez más que la media nacional, sobre todo en el cuarto de baño (73%) y en la cocina (19%).
Consumo y fuentes de abastecimiento
Según datos del Ine, el consumo medio del agua en los hogares en España es de los más altos de Europa. Se sitúa en 133 litros por habitante y día, si bien esa cifra se eleva a 144 litros en Castilla y León; es decir, diez litros más por habitante y día, a pesar de que se ha reducido un 2,7% con respecto a la media regional de 2018.
Los principales consumos medios de los hogares se registran en el cuarto de baño (73%) y en la cocina (19%), mientras que la que ingiere de media una persona se sitúa incluso por debajo de la recomendación de la OMS (en torno a dos litros diarios).
El abastecimiento procede principalmente de captaciones de manantiales (54,3%), de pozos/sondeos (35,9%) y de embalses (1,8%).
La carestía del servicio se debe a la falta de caudal en las captaciones, averías (en bombas de los sondeos o reventones en la red) y contaminación de las fuentes.