El Programa de Protección Internacional (PPI) del Hospital San Juan de Dios de León, que financia el Ministerio de Inclusión, Seguridad Social y Migraciones, ha recibido en los últimos días a 21 nuevas personas refugiadas de Ucrania, 14 adultos y siete menores, que se han visto obligadas a huir de la guerra tras la invasión rusa del pasado 24 de febrero. Un "conflicto bélico enquistado que está teniendo graves consecuencias para todos los actores implicados".
“En total, tenemos a 42 personas ucranianas, 22 en fase 1 y una veintena en fase 2”, ha explicado Dolores Queiro, coordinadora de un proyecto que en este 2022 ya ha acompañado a 145 personas -89 adultos y 36 menores- de 23 nacionalidades distintas, frente a las 149 de 2021 y las 139 del año 2020. Mujeres y niños en su mayoría (Ucrania impide la salida a los hombres de entre 18 y 60 años) que –en fase 1- han ocupado los cuatro pisos habilitados recientemente, tres en San Andrés del Rabanedo y uno en León.
Por su parte, aquellos que están en fase 2 reciben una cuantía económica para afrontar el pago de un alquiler, así como de los suministros. Y a todos ellos, según ha recordado Queiro, se les ayuda a tramitar los papeles, mientras reciben clases de español y se prepara la integración escolar de los menores sin descuidar la atención médica y psicológica, la formación y el apoyo para el empleo gracias al diseño de itinerarios personalizados de inserción sociolaboral.
El mayor volumen de usuarios ha llevado al PPI a reforzar su equipo. “Tenemos 15 personas contratadas y el 1 de septiembre comienzan tres más”, ha señalado la responsable de un proyecto que la Orden Hospitalaria también desarrolla en la Llar Sant Joan de Déu de Manresa y San Juan de Dios de Ciempozuelos. Se trata de una administrativa y una trabajadora social.
Una alta incidencia de cáncer
Queiro ha destacado la alta incidencia de cáncer, en gran parte ligada a la tragedia de Chernóbil, dramático escenario de una de las mayores catástrofes nucleares de la historia, entre estas personas. Es el caso de Iván, un adolescente con leucemia en fase de remisión, que ha dejado atrás Ucrania junto a su madre, Olena Khodyka, y su abuela paterna, Larissa Radchenko.
“Con los hospitales y farmacias cerrados, ante la imposibilidad de conseguir medicamentos, decidimos marcharnos primero de Myrnorhrad, después de Dnipro”, ha explicado Olena, una mujer “muy cansada” de huir. No en vano, en 2014 tuvieron que abandonar su hogar y su negocio en Lugansk, Dombás, asediados por el conflicto armado entre separtistas de la región oriental de Ucrania y el gobierno nacional. Entonces, su destino fue la ciudad de Mikolaiv, en la región de Kerson, Odessa.
“Salir de Ucrania fue difícil. Tras varios días de espera, cogimos un tren para niños enfermos y con discapacidad con destino Luiv (Leópolis), a unos 70 kilómetros de la frontera con Polonia, en el que íbamos hacinados y sin luces”, ha confesado sobre “un viaje muy duro” en el que el miedo fue un compañero más: “Las ventanas estaban tapadas y temblaban por las constantes explosiones”. Desde allí viajaron a Drohóbych y, más tarde, desde Varsovia se montaron en un avión a Madrid.
El pasado 5 de mayo llegaron a León, una ciudad que les ha acogido con los brazos abiertos. Tanto es así que, en sus propias palabras, “no tenemos la idea de irnos a ningún otro lado”. “Quiero que mi hijo tenga un futuro tranquilo aquí, porque allí lo perdimos ya todo”, ha subrayado Olona.
Campaña 'Emergencia Ucrania’
Asimismo, la Orden Hospitalaria de San Juan de Dios puso en marcha el 4 de marzo la Campaña ‘Emergencia en Ucrania’, coordinada por Juan Ciudad ONGD, con diferentes líneas de acción para cubrir las necesidades básicas, sanitarias y de alojamiento de las personas refugiadas en los 15 centros sociales y hospitales de San Juan de Dios repartidos entre Ucrania y Polonia, donde se atiende a cientos de desplazados por el conflicto, la inmensa mayoría mujeres y niños.
Desde entonces se han recaudado 315.000 euros y se han enviado contenedores de alimentos, productos infantiles y material sanitario que se destina íntegramente a los centros de Ucrania y Polonia. Esta campaña sigue abierta porque se espera que la situación se prolongará en el tiempo. “No solo es importante seguir apoyando al pueblo ucraniano ahora, sino que tenemos que estar preparados para seguir ayudando en la reconstrucción que vendrá una vez acabe la guerra. Miles de personas siguen huyendo, pasando hambre y sufriendo las consecuencias de la devastación”, ha declarado el director de Juan Ciudad ONGD, Gonzalo Sales.