El pasado sábado, 3 de junio, se registró la última víctima: Ana Vanessa, de 44 años, en Oia (Pontevedra). Supuestamente, su expareja, Víctor G. D., guardia civil, le disparó al salir de su trabajo en presencia de varios testigos, incluyendo menores. Había sido denunciado por violencia machista y tenía una orden de alejamiento que había infringido en 56 ocasiones. Una vez más, los protocolos de protección han fallado, llegando tarde para Ana Vanessa y para otras 21 mujeres en lo que va de 2023, sumando un total de 1.205 desde el año 2003, cuando comenzaron a registrarse los asesinatos machistas. Exigimos justicia para las víctimas que ya no están y para aquellas que aún sufren violencia en sus vidas.
"Demandamos una ampliación de las leyes de protección y que la vida de las mujeres sea una prioridad estatal. Instamos a la implementación de medidas específicas y leyes integrales contra todas las formas de violencia que afectan a las mujeres.
Reclamamos la reforma del sistema judicial que victimiza una y otra vez a las mujeres que sufren violencia machista. Exigimos el pleno desarrollo del Convenio de Estambul y el cumplimiento de todas las recomendaciones de la CEDAW contra la violencia machista.
Demandamos la reparación social, psicológica, emocional y económica de las mujeres sobrevivientes de la violencia machista, así como de las familias a las que se les ha arrebatado la vida de una mujer, para que puedan contar con el apoyo necesario ante esta insoportable pérdida.
Exigimos responsabilidades por "no haber llegado a tiempo".
En definitiva, exigimos una verdadera educación feminista que promueva el desarrollo equitativo de las futuras generaciones, con el objetivo de erradicar de una vez por todas esta sociedad que violenta, agrede, sofoca y asesina a las mujeres por el simple hecho de serlo.
Por todo ello, gritamos ¡¡BASTA YA!!"