viernes. 22.11.2024

Para la consejera de Sanidad “no hay una explicación única de por qué se suicidan las personas, aunque sabemos que este comportamiento indica una infelicidad profunda. Los factores sociales, psicológicos o culturales pueden interactuar para conducir a una persona a un comportamiento suicida”. Por eso, en su prevención, tal como ha demostrado la evidencia, es importante disponer de estrategias integrales de carácter intersectorial que permitan actuar sobre todos esos factores, y es lo que se ha concretado en la Estrategia del Gobierno de Castilla y León, apoyando la idea de que “una sola vida perdida por suicidio ya es demasiado. El camino a seguir consiste en actuar juntos, y el momento de actuar es ahora”.

La titular de Familia e Igualdad de Oportunidades, Isabel Blanco, ha asegurado por su parte que muchos de los factores de riesgo de conductas suicidas están presentes en personas en situación de vulnerabilidad, atendidas por el sistema de Servicios Sociales. De ahí el papel activo de esta Consejería en la ejecución de la estrategia presentada hoy, que se centrará en la identificación temprana del riesgo de suicidio y en la articulación de mecanismos ágiles para la derivación de posibles casos a los servicios sanitarios.

Finalmente, Rocío Lucas ha subrayado que “desde la Consejería de Educación tenemos claro que, en el marco general de una estrategia sanitaria, la problemática también incide directamente en el ámbito educativo, y que, por tanto, debemos estar en condiciones de dar respuesta también desde nuestros centros”. La consejera de Educación ha manifestado que “se abordará un plan integral con diversos aspectos para prevenir estas conductas, y que abarcarán desde la formación para toda la Comunidad Educativa, profesores, familias, orientadores, hasta otras muchas actuaciones preventivas que permitan alcanzar los objetivos pretendidos en la Estrategia.

La necesidad de esta estrategia global se explica por la realidad de los datos. Las defunciones según causa de muerte correspondientes a 2020 y recogidas por el INE revelan que en la Comunidad se produjeron ese año 228 suicidios (177 varones y 51 mujeres), diez más que en 2019, un aumento del 4,5 %( algo inferior al del conjunto nacional, 7,35 %). Se han reducido en el caso de las mujeres (de 53 a 51) e incrementado en los varones (de 165 a 177). Entre los menores de 44 años el suicidio se redujo en todos los grupos de edad, incrementándose ligeramente en los grupos de edad más avanzada.

El suicidio constituye en España la primera causa de mortalidad por causas externas, casi duplica el número de fallecimientos por accidente de tráfico y multiplica por 72 el número de víctimas de la violencia contra las mujeres. Las tasas de suicidios ajustadas por edad son ligeramente superiores en Castilla y León que en España: 6,79 por 100.000 habitantes frente a 6,38.

La tasa de suicidios en los hombres es 3,1 veces mayor que la de las mujeres, tanto en España como en la Comunidad. Según la OMS, en el suicidio se produce la paradoja de género, ya que los hombres presentan mayores tasas de suicidio, mientras que las mujeres llevan a cabo un mayor número de tentativas. Este hecho podría deberse a la mayor letalidad de los métodos de suicidio empleados por los hombres: estos eligen más el ahorcamiento, seguido de la precipitación, mientras que las mujeres invierten este orden.

También existen diferencias importantes en relación con rangos de edad y sexo. Para los varones las tasas de suicidio se incrementan con la edad; la más elevada es la tasa de los mayores de 79 años que multiplica por cuatro la de los jóvenes entre 15 y 29 años. En el caso de las mujeres, la tasa bruta de suicidios no experimenta variaciones significativas por rango de edad, presentando valores más estables.

El indicador de mayor riesgo para un futuro suicidio es el de intento o intentos previos. Se estima que durante los seis primeros meses e incluso durante el primer año después del intento, el riesgo aumenta entre 20 y 30 veces, y que el grupo con mayor riesgo de suicidio consumado por tentativas previas es el de las personas mayores. También es clara la asociación entre suicidio y la presencia de trastornos mentales.

Con esta realidad, la Junta de Castilla y León ha decidido aprobar esta estrategia de actuación conjunta de las tres consejerías implicadas -Sanidad, Educación y Familia-, que nace a partir del conocimiento de los datos epidemiológicos asociados al suicidio y de los factores de riesgo y de protección, y al entender que las conductas suicidas incluyen la ideación suicida, la planificación, las tentativas y el suicidio consumado. Se trata de actuar sobre las primeras, identificando precozmente la ideación y las tentativas, para mitigar los factores de riesgo y fortalecer los factores protectores.

Es importante destacar que en el proceso de revisión de la Estrategia han participado tanto sociedades científicas como asociaciones de pacientes y familiares, como son la Sociedad Española de Médicos Generales y de Familia (SEMG) Castilla y León; la Fundación Española para la prevención del suicidio; el Comité Español de Representantes de Personas con Discapacidad (CERMI); la Federación de Salud Mental de Castilla y León; y la Asociación Castellana y Leonesa de Psiquiatría (ACyLP).

71 MEDIDAS

Como se ha dicho, la Estrategia se articula a través de 5 líneas de trabajo que se abren en 71 medidas destinadas a concretar las principales recomendaciones de la OMS, con las que se pretende alcanzar el objetivo general de disminuir al máximo la incidencia y la prevalencia del suicidio en Castilla y León.

La primera de estas líneas estratégicas es la de Prevención Universal y se dirige a toda la población. Las 15 medidas que incluye se centran en reducir el acceso a medios letales (barreras en lugares de riesgo, reducir el acopio de algunos fármacos o el acceso a armas de fuego); potenciar los programas de reducción del alcohol y de otras drogas; fomentar prácticas informativas responsables en los medios de comunicación, que incluye la elaboración de una Guía de Orientación para medios; mejorar la información sobre riesgos y actitudes ante el suicidio tanto para la población general como para pacientes y allegados; y otras medidas para la promoción de conductas positivas en el entorno educativo que potencie los factores protectores psicológicos y emocionales frente a la ideación suicida.

La segunda línea estratégica es la de Prevención Selectiva, dirigida a grupos de población que presentan mayor riesgo de conducta suicida. Las 21 medidas que incluye se dirigen a evaluar el riesgo en la atención a colectivos vulnerables por parte de los servicios sociales básicos y especializados; a menores que han sufrido abuso sexual o maltrato físico; adolescentes y jóvenes víctimas de acoso escolar u otras formas de bullying; usuarios de drogas atendidos en la red pública; o familiares o personas cercanas que han perdido un ser querido por suicidio. Se incorporan instrumentos y procedimientos para la evaluación del riesgo suicida y la atención de estos colectivos. Además, la prevención del suicidio formará parte de todas las iniciativas de planificación sanitaria en atención primaria y hospitalaria, calidad y seguridad de los pacientes.

En tercer lugar, la Prevención Indicada, que se dirige a determinadas personas altamente vulnerables dentro de la población, por presentar ya signos sugerentes de riesgo suicida o una enfermedad altamente asociada a dicho riesgo (por ejemplo, algunos problemas mentales o tentativas suicidas). Incluye 12 medidas, como la ampliación del ya existente “Proceso de prevención y atención de la conducta suicida en Castilla y León”, incorporando actuaciones de la atención primaria, de las urgencias y emergencias y de la red de salud mental; también, medidas para coordinar la actuación de los servicios de emergencia y primeros intervinientes en los casos de intentos suicidas (bomberos, policías, emergencias sanitarias); y otras para integrar la identificación del riesgo en los diversos teléfonos de ayuda y atención disponibles: (teléfono de ayuda a niños y adolescentes de la Fundación ANAR; Teléfono de la Esperanza, 012 mujer y otros).

La cuarta línea de trabajo es la de Vigilancia Epidemiológica e Investigación. Son diez medidas para mejorar el conocimiento de las tentativas y de los suicidios consumados y de los factores asociados a los mismos: mejora de los sistemas de información sanitarios; de colaboración con los Institutos de Medicina Legal y Ciencias Forenses de Castilla y León que permitan la creación de un registro de suicidios; revisión de forma multidisciplinar (investigación post-incidente) de los casos de suicidio consumado con el objetivo de evaluar la actuación de los servicios de atención; y otras para priorizar la investigación sobre la conducta suicida en las ayudas a la investigación convocadas desde las instituciones públicas.

Finalmente, se añade una importante línea de Formación, con 13 medidas orientadas a capacitar a los profesionales sanitarios, sociales y educativos en la detección, atención y seguimiento de personas en riesgo de suicidio; a los profesionales de las fuerzas y cuerpos de seguridad y de primera intervención en manejo de intentos de suicidio y primeros auxilios psicológicos; facilitar el acceso a formación de calidad sobre intervención y abordaje del riesgo de suicidio a profesionales del movimiento asociativo; y otras dirigidas a profesionales de medios de comunicación sobre tratamiento informativo de la conducta suicida.

La Junta diseña 71 medidas en su Estrategia de Prevención de la Conducta Suicida