Puede parecer poca cosa que un pueblo a los pies del Teleno con apenas ochenta habitantes y en días en los que el cierzo azota, monte una carpa y reúna a poco más de una docena de apicultores. Pero no se dejen engañar por las apariencias pues esta iniciativa vecinal apenas está tomando su primer aliento.
El pueblo se llenó a rebosar, las calles repletas de gente cambiaron por dos días completamente el paisaje. Los puestos de venta de miel, de tallas, de aperos eran una colmena de donde entraba y salía gente sin parar. Adquirir la miel pura, ecológica y natural; conocer a sus productores refuerza el verdadero consumo de proximidad. Nos abre los ojos y el gusto ante la verdadera calidad. No en vano reside en el mismo pueblo la productora a la que se le reconoció su miel como la mejor del territorio nacional, un detalle que no parece llamar la atención de los que representan nuestros pueblos pero que no deja indiferente a los consumidores que cada vez son más exigentes y menos manejables.
La II feria de la miel clausuró con enorme éxito y ganas de seguir creciendo gracias a la colaboración de todos: gracias a los apicultores de la zona y a los que acudieron desde lejos confiando en que volverían satisfechos, gracias a todas las personas que pusieron este evento en su programa de Semana Santa y acudieron en busca del néctar divino entre procesión y procesión. El pueblo siente orgullo por ello, los apicultores regresan contentos ante la buena acogida de sus productos, el público agradece tener la oportunidad de saborear un panal, de saber y aprender un poco más del medio ambiente a través de esta labor, a través de la cata de mieles, de la conferencia de los expertos y de su propia experiencia.
Dicen por ahí, que es mejor hacer la feria en Astorga, que los apicultores venderían más. Si esto sucediera solo se beneficiarían otros que no son los que hoy están trabajando por el futuro de su pueblo, porque en lo que a ventas se refiere, han vendido cuanto tenían porque la calidad mereció que fueran en su busca.
Y el paisaje, desde luego, no es como para renunciar. El Teleno nevado al fondo y el bullicio de fiesta y de vecindad es el marco perfecto para que año tras año esta feria siga siendo un éxito para todos.