viernes. 22.11.2024

En 1971, el edificio de la Maternidad de León daba un salto de edad y comenzaba a funcionar como centro de personas mayores. El pasado año tenían que haber celebrado el medio siglo, pero la pandemia empañó el festejo. Sin embargo, en Santa Luisa se resisten a dejar pasar de largo esta efeméride, así que cuentan con soplar las velas con el 51, que son muchos menos años de los que tienen la mayoría de sus usuarios. 


La media de edad de los cerca de 70 residentes de este centro está en los 91, y el 74% tiene dependencia severa o es gran dependiente. Este es uno de los cambios que ha experimentado esta residencia en estos años, pero no el único. Durante décadas solo acogía a mujeres, la mayoría de ellas eran autónomas y la media de edad estaba más cerca de los 65 años -edad mínima para acceder al centro- que de los 100. A día de hoy, conviven hombres y mujeres, sólo uno de cada diez no tiene reconocido ningún grado de dependencia y más de tres sobrepasan el siglo de vida. 


Como para el resto de centros de atención especializada de la Diputación de León, el COVID supuso un enorme reto. Allí las medidas de prevención se adoptaron antes de que se decretara el estado de alarma y sus usuarios, especialmente vulnerables, pasaron meses sin poder recibir las visitas de sus familiares. Sin embargo, en Santa Luisa fueron pioneros a la hora de buscar alternativas y solo cuatro días después de que se confinara a la población en sus domicilios, desde este centro se hacían las primeras videollamadas entre los residentes y sus familias, una medida que pronto fueron replicando centros asistenciales de todo el territorio provincial y nacional. 


El centro de mayores Santa Luisa se define como una vivienda temporal o permanente y un lugar de convivencia para sus usuarios, a los que presta una atención integral, continuada y especializada. Su objetivo general es mejorar la calidad de vida de las personas mayores fomentando la autonomía personal y proporcionando la ayuda y el estímulo necesarios para potenciar sus capacidades. De este modo, se ofrece un entorno seguro, accesible y adaptado a sus necesidades funcionales y preferencias, se les proporcionan cuidados básicos de forma personalizada, cuidados sociales y sanitarios, y se favorece la integración y la interrelación con el entorno social. 


Como todos los centros que gestiona la Diputación de León, está destinado a personas empadronadas en municipios de menos de 20.000 habitantes, es decir, vecinos y vecinas del medio rural. Su mayor valor es el personal; el trato humano, cercano y el compromiso de sus más de 80 trabajadores con los residentes y sus familias. Una diferencia con el resto de centros es que en este sí hay lista de espera. 


Desde Santa Luisa recalcan la importancia de atender las necesidades no solo sociosanitarias de sus usuarios, sino también de ocio, de rehabilitación y de convivencia. Por eso, al margen de los cuidados médicos, de contar con unas instalaciones accesibles, de ofrecerles un entorno limpio, iluminado, confortable, o de procurarles una alimentación sana y adecuada, también existe un amplio repertorio de actividades que les sirva de estímulo y animación. El coro del centro, la balneoterapia, el teatro, la estimulación multisensorial, la celebración de cualquier fiesta que se ponga por delante, el bingo, las salidas por el barrio y el cultivo de plantas aromáticas y ornamentales son solo algunas de ellas. De hecho, Santa Luisa cuenta con un huerto a cuyo cuidado se apunta como aprendiz el alumnado de los dos centros escolares que flanquean la residencia, un ejercicio de convivencia que disfrutan ambas partes.

Residencia Santa Luisa, medio siglo con los mayores del medio rural