domingo. 24.11.2024

Las precipitaciones registradas desde principios de septiembre han sido variables en su naturaleza tormentosa, pero en general han superado los 100 litros por metro cuadrado en la mayoría de las localidades, una cantidad inusual en comparación con los septiembres secos y calurosos de los últimos años en la provincia de León. Estas lluvias han sido un alivio muy esperado debido a la completa ausencia de precipitaciones durante julio y agosto, que a su vez siguió a una primavera seca que devastó gran parte de los cultivos.

Sin embargo, las lluvias han retrasado la cosecha de frutas y, especialmente, de uvas, con pérdidas aún por evaluar en este último cultivo, donde además han surgido enfermedades que han afectado los racimos. Otro cultivo afectado negativamente por las precipitaciones ha sido el girasol, cuya recolección se detuvo casi inmediatamente después de comenzarla a principios de septiembre, aunque en principio no se han registrado pérdidas significativas. Posiblemente, el cultivo más afectado sean las alubias, donde ya se considera pérdida total en las que estaban arrancadas cuando comenzaron las lluvias, y existe preocupación por la calidad de las que aún no se habían cosechado. Estas lluvias también han demorado la recolección del ensilado de maíz, y la principal preocupación en este momento es cuánto tiempo se tardará en poder acceder a muchas fincas que se han inundado.

La parte positiva de estas precipitaciones se refleja en la mejora de los pastos, tanto en áreas montañosas como en las rastrojeras, lo que anticipa un buen suministro de forraje para el otoño, independientemente de las condiciones futuras. Además, las lluvias han sido beneficiosas para los dos cultivos más importantes en la agricultura de regadío, el maíz y la remolacha, evitando la necesidad de riego adicional y ahorrando agua en los embalses (si el tiempo se estabiliza, la cosecha de maíz y remolacha podría comenzar en las próximas semanas). También han tenido efectos muy positivos en la producción de castañas, lo que podría ayudar a recuperar los bajos rendimientos de cosechas de los dos años anteriores.

De cara al inicio de la nueva temporada agrícola, que comienza con la siembra de colza y continúa con leguminosas y cereales de invierno, las lluvias han sido extremadamente beneficiosas al proporcionar suficiente humedad para llevar a cabo cualquier tipo de labor y garantizar una germinación exitosa una vez que se realicen las siembras. Estos cultivos abarcan aproximadamente unas 100,000 hectáreas y representarán la mayor parte de la actividad agrícola en los próximos tres meses.

El sector agrícola leonés aguarda el cese de las lluvias para iniciar una intensa...