miércoles. 19.03.2025

En primer lugar, pensar demasiado a menudo en el dinero puede impedirte vivir tu vida y tomar decisiones acertadas y con conocimiento de causa. Hay todo un estudio que lo demuestra. Esto sucede porque nuestro cerebro se centra en resolver el «problema del dinero» y, trivialmente, carece de recursos para ocuparse con mayor eficacia de las tareas domésticas o laborales.

En una situación así, parecería que la solución más fácil es encontrar, ahorrar o ganar más dinero. Pero esto no funciona para todo el mundo: a mí personalmente tampoco.

A continuación, es importante darse cuenta de que en el mundo del dinero, los impuestos ocupan un lugar importante y ¡hay que saberlo todo sobre ellos!

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¿Cómo era?

Recuerdo que cuando era estudiante, a menudo me preocupaba la falta de dinero: era estresante que mis padres pagaran mi contrato, era estresante que incluso para cosas básicas (comida en la uni, viajes, meriendas) no siempre fuera suficiente, era estresante que no pudiera encontrar un trabajo para cubrir al menos parte de los gastos yo mismo.

Con el tiempo, por supuesto, este problema se resolvió - ahora hay un ingreso estable, bastante bueno, y mis padres tienen mucho tiempo y en silencio sentarse en la pensión, y algún tipo de escondite se recoge y se oculta.

Pero la ansiedad no deja ir: en mi cabeza constantemente pensamientos de la categoría de «¿y si?». Y estos pensamientos pueden ser tanto muy sensatos y realistas como de lo más fantásticos. ¿Y si alguien enferma y tenemos que gastar dinero en tratamiento? ¿Y si mañana una IA aprendiera a idear anuncios o a escribir de forma más humana que los humanos?

Si a usted también le atormentan ansiedades similares, respire: no está solo. La ansiedad puede superarse si sigues algunas reglas e intentas controlar tus emociones.

Debes empezar por evaluar objetivamente tu situación, un método que aprendí del psicólogo financiero Álvaro Gómez. Intenta responder a 5 preguntas: o sí o no.

1. Todavía tengo dinero después de comprar comida;

2. Puedo comprar productos un poco más caros;

3. Puedo comprar electrodomésticos. Se notará en mi presupuesto, pero no tendré que sufrir;

4. Tengo dinero suficiente para comprarme un coche nuevo no a crédito;

5. Puedo comprar un piso, una casa y artículos de lujo.

Si has respondido afirmativamente a los 3 primeros puntos, hurra, estás lejos de ser pobre. Y es importante tener esto en cuenta. A menudo no tenemos tiempo ni ocasión de pararnos a evaluar nuestra situación: sí, las crisis son posibles, pero ahora no te ves amenazado por ellas, lo que significa que tienes recursos para prepararte.

Para ahorrar y no sufrir demasiado, utiliza la regla 50/30/20: el 50% de tus ingresos se destina a gastos necesarios, como la comida o las facturas de los servicios públicos. El 30% se destina a gastos opcionales: ir a un restaurante, comprar una camiseta nueva o un regalo para tu sobrino. El 20% restante va a parar al alijo.

Otra forma de calmar un poco tu ansiedad por el dinero es buscar formas de ganar dinero extra. Tómate media hora de tu tiempo y pregúntate: ¿qué puedo hacer para ganar más? No hace falta que te propongas duplicar o triplicar tus ingresos de inmediato, basta con que pienses en qué otras cosas podría estar «tirado» tu dinero.

Por ejemplo, si diseñas o enseñas en una escuela, tienes la posibilidad de ganar dinero extra trabajando como autónomo: busca clientes en las redes sociales u ofrece a los padres de tus alumnos clases extra de tu asignatura. Lo más probable es que encuentres un trabajo a tiempo parcial.

Cómo pensar en el dinero: planificar y combatir el miedo